Determinar cuántas plantas colocar en un indoor es una de las decisiones más importantes al iniciar un cultivo. Elegir mal la cantidad puede generar problemas de luz, ventilación, humedad y rendimiento; mientras que elegir correctamente permite aprovechar cada centímetro disponible, mantener un microclima estable y lograr resultados parejos en todo el ciclo. 

Más allá del tamaño de la carpa, intervienen otros factores como el volumen de las macetas, el tipo de genética, la potencia de la luz y las técnicas de cultivo que se utilicen. A continuación, te explicaremos punto por punto cómo calcular la cantidad ideal para tu espacio.

Plantas de marihuana

¿Por qué es tan importante calcular cuántas plantas poner?

El número adecuado de plantas define cómo se va a comportar el cultivo desde el primer día:

Factores que determinan cuántas plantas podés poner en tu indoor

Existen diferentes factores que harán que la cantidad de plantas que podes colocar en tu indoor vaya a variar. A continuación los vas a poder conocer a cada uno de ellos:

1. Genética de la variedad

La genética es uno de los elementos más determinantes al calcular cuántas plantas incluir en un indoor. Cada tipo de planta tiene una estructura, un ritmo de crecimiento y una altura final distinta.

Las índicas suelen ser compactas, con entrenudos cortos y un desarrollo más horizontal, lo que permite trabajar con menos altura y aprovechar mejor la luz en espacios pequeños. En cambio, las sativas tienden a crecer en vertical, con tallos largos y copas más dispersas; en carpas bajas pueden complicar el manejo, sobre todo durante la etapa de floración. Las autoflorecientes se comportan de manera diferente: son rápidas, de tamaño reducido y con un ciclo de vida fijo, por lo que permiten aumentar densidad sin sacrificar manejabilidad. Sin embargo, por su naturaleza sensible al estrés, no siempre toleran técnicas de entrenamiento intensivo. 

Elegir la genética adecuada no solo influye en el número de plantas, sino también en el rendimiento por metro cuadrado, el tiempo total del cultivo y el tipo de estructura que se podrá trabajar.

2. Tamaño de tu indoor y distribución del espacio útil

La superficie del indoor es el punto de partida, pero no todo lo que mide la carpa es espacio de cultivo real. Dentro del armario conviven macetas, bandejas, ventiladores internos, extractor, cables, filtros y la lámpara, que ocupa un volumen fijo y requiere una distancia mínima respecto a la punta de las plantas.

Por eso, aunque un indoor indique 60×60 o 80×80, la zona útil siempre es un poco menor. Además, cuanto más chica es la carpa, más influye el flujo de aire, ya que las plantas generan humedad y calor que deben evacuarse rápidamente.

Una carpa bien distribuida evita la competencia entre plantas, mejora la penetración lumínica y permite trabajar cómodo: podar, regar y entrenar sin mover plantas de lugar. Pensar en la distribución desde el inicio ayuda a evitar errores clásicos como colocar demasiadas macetas o elegir un tamaño que luego impide moverlas para mantenimiento.

Carpa 60×60 cm:

Carpa 80×80 cm:

Carpas de 100×100 cm y 120×120 cm:

3. Tamaño y forma de las macetas

El tamaño de la maceta define el tamaño potencial de la planta. Cuanto mayor es el volumen, más se desarrollan las raíces y más crece la parte aérea. Macetas pequeñas permiten tener más plantas, pero requieren riegos más frecuentes y un control más riguroso de la nutrición.

Las macetas de 5 L suelen usarse para cultivos más densos o para autos pequeñas. Las de 10–11 L funcionan muy bien en setups estándar, ya que equilibran crecimiento y manejabilidad. Las de 15 L o más están pensadas para plantas grandes, entrenadas o espacios donde se prefiera poca cantidad de plantas pero más desarrolladas.

La forma también importa: las macetas rectangulares optimizan la superficie, evitando huecos inútiles entre plantas. En espacios chicos, esta diferencia puede permitir sumar una planta adicional o mejorar la circulación del aire entre macetas. Elegir macetas sin pensar en la ergonomía del espacio es otro error frecuente entre principiantes.

4. Iluminación y cobertura efectiva del LED

La luz determina el rendimiento por metro cuadrado y la cantidad de plantas que conviene colocar. No todas las lámparas iluminan de forma uniforme: la mayor intensidad está justo debajo del módulo LED o del foco, mientras que los bordes suelen recibir menos PPFD.

Si colocás demasiadas plantas, algunas quedarán en zonas de baja intensidad, lo que reduce la producción de las flores inferiores y obliga a podas más agresivas. En cambio, si usás menos plantas pero con buena cobertura lumínica, el cultivo es más parejo y predecible.

Además, la potencia debe ser coherente con la superficie: un LED subdimensionado no va a cubrir un metro cuadrado con la intensidad necesaria para florar correctamente, y uno sobredimensionado puede generar exceso de calor o estrés lumínico. La clave está en combinar la cantidad de plantas con el nivel de PPFD, la penetración lumínica y la distancia recomendada por el fabricante. Una buena distribución de la luz hace más por el rendimiento que sumar plantas sin planificación.

5. Técnicas de cultivo

Las técnicas de entrenamiento modifican por completo cuántas plantas podés colocar. Un SOG (Sea of Green) trabaja con muchas plantas pequeñas, buscando llenar rápidamente el espacio con colas principales. En cambio, un SCROG (Screen of Green) necesita pocas plantas, ya que se entrenan y distribuyen las ramas para cubrir la malla completa con 1 o 2 unidades por metro cuadrado.

Técnicas como LST permiten bajar y abrir la planta para mejorar la penetración lumínica, lo que conviene en carpas con baja altura útil. Métodos más intensivos como supercropping o mainlining requieren espacio lateral y tiempo en vegetación, por lo que no sirven para cultivos densos.

Saber qué técnica vas a usar es indispensable antes de decidir cuántas macetas van a entrar. El error más común es armar un SCROG con 6 plantas o intentar un SOG con 2: la cantidad debe adaptarse a la estrategia de entrenamiento y no al revés.


Definir cuántas plantas poner en tu indoor depende del espacio, las macetas, la luz, la genética y el método de cultivo que elijas. Lo importante es lograr un equilibrio entre cantidad y comodidad, para que cada planta tenga buena luz, buen flujo de aire y espacio suficiente para desarrollarse sin estrés.

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